Mis abuelos, como las raíces de un árbol.
Recuerdos y tesoros de mi infancia que me acompañarán toda la vida.
Soy de esas personas afortunadas que tuvieron la oportunidad no sólo de conocer a sus 4 abuelos sino de vivirlos de una manera súper cercana durante toda mi infancia al pasar veranos enteros bajo sus cuidados y por ende, rodeada de amor desmedido.
Conocía cada rincón de sus casas, podía recorrerlas con los ojos cerrados, cada visita era un constante explorar sus patios, ver qué había de nuevo entre los frutos de los árboles, maravillarme con los colores de las teresitas en casa de mis abuelitos Yolanda (Yolita) y Raúl, despertarme con el olor de café por las mañanas (que aunque yo no tomaba, claro) era un aroma constante y delicioso, hasta la fecha, uno de mis favoritos.
Pasar los días en su casa era divertidísimo y fue uno de los lugares donde nació mi curiosidad por saber más, ¿de qué?, ¡DE TODO! No recuerdo cuántos años tenía cuando me compraron el compendio de libros de ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde? y ¿por qué? y fue como si me abrieran una ventana a otro mundo, devoré esos libros con el paso del tiempo y los revisité hasta que las cubiertas se empezaron a despegar.
Mientras mi abuelita Yolita se iba a dar clases, me quedaba al cuidado de mi abuelito Raúl, salía con él a la cochera a escuchar música mientras él leía el periódico y yo exploraba su patio, jugaba con sus gatos o me sentaba en la mecedora a sentir la brisa que corría por su cochera.
En ocasiones me llevaba a su cafetería favorita donde mientras él se tomaba un café yo me comía un bisquet con mantequilla, hasta la fecha cada que como uno me regreso a ese momento y nos recuerdo ahí mismo. Si mi abuelito Raúl tenía alguna salida, me llevaba a casa de mis otros abuelos: Rossy y Protasio.
Con ellos la dinámica era distinta, si estaba en su casa sabía que iba a tener cosas para colorear, les llenaba el refri de dibujos. Sabía también que en el que había sido el cuarto de mi tía iba a encontrar globos y en el cuarto de mi tío iba a jugar con sus carritos de colección. Si estaba mi abuelo íbamos a ver el baseball y si estaba sola con mi abuelita la casa se iba a llenar con la música de los Beatles o de Elvis Presley, y eso sí, tenía por seguro que me iba a tomar el chocomilk más delicioso, frío y espumoso.
Por las tardes me iba con mi abuelito Protasio a la lavandería, otro lugar para explorar y echar a volar la imaginación jugando con los cestos de la ropa que se convertían en todo, desde un tren hasta en un casa y mi parte favorita de este recorrido era saber que al salir íbamos a pasar al “viejo oeste”, un restaurante donde (en mi opinión) venden las mejores hamburguesas al carbón y yo creo que me gustaban tanto porque eran ese momento especial que podía compartir con mi abuelo.
Y así pudiera escribir miles de recuerdos que viví con ellos pero quería plasmar estos recuerdos, los cotidianos, en donde yo formaba parte de su día a día, en donde tuve la oportunidad de conocerlos en un nivel distinto y donde se pudieron crear estos lazos que hasta la fecha me conmueven de felicidad, ahora que no puedo verlos tanto como antes por la vida, el trabajo y la distancia, los tengo siempre conmigo, los recuerdo todos los días en algún momento del día pues son mis raíces, las más profundas, las más grandes, las que conectan directo con el núcleo de todo lo que yo soy.
Mis abuelos son mi tesoro más preciado, son quienes me reconectan con lo más puro de mi ser, quienes alimentan a mi niña interior hasta la fecha y la tienen presente todos los días. Ellos son mis cimientos, son mi amor por las plantas, por el café, las meriendas y los desayunos, son una fuente y una cascada interminable de amor, fueron mis mejores amigos durante mis primeros años de vida, mis domingos por la mañana, nuestras idas “al bosque” con Paloma, mi perruna de la infancia (el bosque era el fondo del patio de mi casa que tenía algunos árboles, para mi era inmenso). Yo con ellos ya gané en esta vida, yo con ellos hasta el fin del mundo y lo que la vida me los preste.
Si llegaste hasta aquí, gracias por leerme. Les quiero mucho mis amigxs del internet.
Ale.
Amo y extraño tanto a lxs míos ❤️🩹 Gracias por recordarme con tu escrito, un poquito de lo que también fue mi experiencia creciendo con abuelitxs. Especialmente mi abuelita, que ha sido la persona más importante para mí💖
qué escrito tan hermoso; me hizo recordar a mis viejxs ♥️